martes, 29 de julio de 2014

Lo malo

La manera en la qué menea él café me encanta, siempre tan serió con un aire de caballero. La manera en la qué prende él cigarrillo y le da la primera fumada me volvía loca. Su olor a perfume francés combinado con la humedad de Londres era celestial. Podía ver eso por siempre, oler eso por siempre, incluso tenerlo a él por siempre. Me gustaba su manera intelectual de decirme qué la poesía eran más qué palabras. Y siempre tuvo razón, la poesía es amor, tristeza, odió. Un mar de sentimientos.

Él era todo lo qué yo quería. Un hombre caballeroso pero muy por dentro un hijo de puta. Sabía cuándo era necesario tomar vino y cuándo café. Nunca vi a alguien igual. Los besos eran la gloria, sus abrazos como caricias y a su lado me sentía acompañada segura y en él cielo. No necesitaba de alas para hacerme volar alto. Le bese todas las noches y le susurré un «te quiero». Pero lo malo empieza cuándo quieres a alguien en tu vida pero esa persona no te quiere en la suya.

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